viernes, 1 de noviembre de 2013

49° Juegos del Hambre: Capitulo 2: "El nuevo pez"

    A esta hora las calles están casi vacías, es la hora del almuerzo, todos están comiendo en sus casas. La mayoría de los que deambulan por las calles a esta hora son personas ancianas. La vida en este distrito es muy prolongada, conozco personas que tienen mas de ochenta años y no tienen ningún problema de salud.       En una banca veo a dos ancianos que al parecer hablan de los juegos, como no tengo nada que hacer me acerco a ellos para escuchar un poco mejor la conversación.
   -Yo digo que Randoll debería participar en el vasallaje y no este año.- Dice el mas anciano.
   -Todos estamos de acuerdo con eso, ganar un vasallaje nos traerá mucho mas honor y riquezas.- Le dice el otro.
   -Lo malo es que este año no tenemos otro voluntario.-
   -Mmm... Mi nieto es muy bueno con la espada, podría convencerlo para que vaya este año.-
   -El mio sabe usar lanzas y cuchillos, mejor que vaya él.-
    Los ancianos empiezan a discutir sobre cual de sus nietos es mejor con las armas, lo cual no me interesa en lo absoluto, se nota que ambos están muy orgullosos de ellos pero también se nota que mienten para no quedar peor que el otro.
    Decido seguir mi camino hacía el mercado del distrito, quizás ahí esté pasando algo mas interesante. No suelo ir mucho a ese lugar pero siempre que voy suelo ver cosas curiosas. El mercado queda a una media hora caminando desde aquí así que supongo que en el tiempo que demore en llegar irá apareciendo mas gente en las calles.
    Mientras camino empiezo ver como la gente vuelve a las calles. Veo como los niños salen corriendo a jugar con sus amigos y como los adultos vuelven a sus trabajos. También veo como los ancianos comienzan a entrar a sus casas, al parecer solo les gusta salir cuando hay tranquilidad en las calles. Mientras camino se me acercan unos niños pidiéndome que les ayude a bajar un comenta atrapado en un árbol. Recuerdo que cuando pequeño siempre se me quedaban atrapados los cometas en los arboles así que tengo experiencia subiéndome a ellos.
   -Oiga señor, ¿nos ayuda a bajar nuestro cometa que quedó atrapado en ese árbol?- Me dice uno de los niños.
   -No le digas señor, tonto, es un adolescente, como mi hermano.- Le dice el otro.
   -Jajaja nunca nadie me había dicho señor.- Digo riendo.
   -Porque no lo eres.- Me dice el niño.
   -Bueno, es verdad... ¿Donde dijeron que estaba su cometa?-
   -Aquí, ven.- El niño me agarra de la camiseta y me lleva al árbol donde se encontraba.
    Miro hacia arriba e intento localizar el cometa.
   -No lo veo.- Les digo
   -Está justo ahí, es de color rojo.- Me dice el niño apuntando el lugar donde se encontraba
   -Ah, ya lo ví...-
   El cometa está muy alto, al menos a unos 5 metros del piso. El árbol tiene unas ramas muy gruesas en la parte baja así que subo con facilidad. Mientras trepo me vienen a la mente todas las veces que me subía a los arboles con mis amigos. Siempre era para sacar frutas o simplemente para ver quien era el que llegaba más alto, pero también me acordé de la vez que me caí de uno. Fue una vez que estaba con mis amigos y yo para llamar la atención me subí muy alto y me empece a balancear, como al principio nadie me tomaba en cuenta lo empecé a hacer mas fuerte hasta que me vieron. Todos me decían que parara porque se podía romper la rama y yo para hacerme el valiente lo seguí haciendo. Cuando ya decidí dejar de hacerlo escuché un grujido y acto seguido me vi cayendo de espaldas contra el árbol. Mientras caía intentaba agárrame de las ramas, lo cual era completamente inútil ya que se iban rompiendo cuando las sostenía, eso sí, me sirvieron como amortiguación ya que llegué al suelo con menos fuerza de la que debí haber tenido por caer de semejante altura. Increíblemente solo me doblé un pie pero quedé con muchos raspones por todo el cuerpo.
    Cada vez que me acercó mas al cometa veo como las ramas se hacen más frágiles, ya he escuchado el crujir de muchas. El cometa aún está a unos dos metros de mí, pero me doy cuenta que está totalmente destrozado, está roto por todos lados y no creo que pueda volver a elevarse. Creo que lo mejor será bajar y decírselo a los niños.
    Poco a poco empiezo a descender con mucho cuidado, en cualquier momento puede romperse una de las ramas y no quiero volver a repetir una de esas caídas. Sin darme cuenta paso a pisar una rama podrida y se rompe instantáneamente, por suerte estaba agarrado fuertemente de dos ramas con mis brazos así que quedo colgando por un momento y piso otra rama. Ya estoy llegando al piso así que decido sostenerme de una rama y saltar.
    Cuando llego abajo no me encuentro con los niños, la parecer se han marchado porque ni siquiera los escucho. No tengo idea cuanto tiempo me habré tardado en subir y bajar pero no creo haber demorado más de cinco minutos, estos son los niños con menos paciencia que he visto. Espero un momento para ver si se aparecen de nuevo pero como no veo rastros de ellos decido irme. Sigo caminando para llegar al merco que aún queda a unas cuantas cuadras. Cuando llego me encuentro con cientos de personas. Todas están tan desesperadas comprando que hay agentes de la paz controlando. No tengo idea que es lo que estarán comprando ya que la gente sale con bolsas que no dejan ver lo que hay dentro, pero viendo su forma se ve que es algo grande. Como vine sin ningún motivo más que el de ver cosas interesantes me meto entre la gente para ver que es lo que está causando todo este revuelo.
   -¡Ese niño no está respetando la fila!- Grita una señora. Hay tanta gente aquí que no se nota que haya una fila, todos están amontonados e intentan pasar como pueden. Paso por entre medio con mucha dificultad pero logro llegar al frente.
    Hay un vendedor muy nervioso que atiende a todas las personas que puede al mismo tiempo, la gente pasa el dinero y el intenta darles el cambio, el hombre está muy acelerado y no da bien el cambio, a una persona le dio casi el doble de lo que le había pagado. El hombre deja de recibir dinero y entra a su bodega para buscar lo que la gente está comprando. La gente solo grita cosas como "¡Yo quiero el mio!" o "¡Yo también quiero uno!" pero nadie dice el nombre del producto.
    Cuando el hombre vuelve por fin puedo ver que era lo que vendía. Se trataba de unos peces nuevos creados por el Capitolio llamados saladamos, unos peces del tamaño de salmones, con ojos azules y escamas de color plateado brillante. Por lo que vi en la tele fueron creados para alimentar a la gente del Capitolio en la crisis de los peces bonito hace unos meses atras pero al parecer han llegado a nuestras costas el día de hoy. Lo que no se es porque la gente quiere comprarlos de forma desesperada. Debe ser porque son peces nuevos y nadie conoce su sabor.
   -Toma.- Me dice el vendedor pasando me una bolsa con tres saladamos dentro.
   Recibo la bolsa con extrañeza, al parecer se confundió y me la pasó a mi creyendo que yo era otra persona. No se si devolverle la bolsa o quedármela, después de todo a mi ni siquiera me gusta el pescado, aunque también podría ser un gran regalo para mis padres...
  -Muchas gracias.- Le digo al vendedor y le dejo lo poco y nada de dinero que llevaba conmigo sobre su estante.
   Las otras tiendas del mercado están prácticamente vacías y no veo nada interesante en ellas, solo hay frutas, verduras y uno que otro producto de artesanía.
    Decido volver a casa por el camino por donde me vine. Cuando llego al árbol donde estaba el comenta atrapado veo a los mismos niños jugando con otro igual al que les intenté bajar.
   -Mira, ahí está el que se escapó de nosotros.- Dice uno de los niños apuntándome.
   -¡Cierto, es él!- Dice el otro al verme.
   -¡Cobarde!- Me gritan.
    Yo los ignoro completamente  y sigo mi camino, no me pondré a discutir con unos niños que no saben lo que dicen.
    Cuando llego a mi casa solo está mi madre en ella. Mi padre ya debió haberse ido a trabajar.
   -Hola mamá, ¿te acuerdas de los saladamos? esos peces que hizo el Capitolio hace unas cuantas semanas atrás...-
   -Claro que me acuerdo, ¿por qué?
   -Traje tres.-
   -¡¿En serio?!- Mi madre me quita la bolsa y ve los peces que hay dentro. -¿Como los conseguiste?
   -Los traje del mercado, al parecer llegaron hoy a nuestras costas.-
   -¡Que bien! No sabes las ganas que teníamos con tu papá de comer uno de estos.-
   -La gente estaba vuelta loca por comprar uno ¿por qué habrá sido?
   -¡Porque son extremadamente exquisitos! ¿nunca haz comido nada hecho por el Capitolio? Ah, cierto, cuando llegaron los guiletes tú aún no nacías.-
   -¿Qué son los guiletes?- Le pregunto de forma extrañada, aunque creo haber escuchado esa palabra más de una vez.
   -Mas bien "¿qué eran?" Los guiletes fueron unos camarones mutados por el Capitolio que nos regalaron cuando ganamos nuestros quintos Juegos del Hambre. Su sabor era una mezcla de camarón con salsa y especias, de lo mejor que he probado en mi vida.-
   -¿Y qué les pasó?-
   -Los extinguimos. Al parecer no tenían la capacidad de reproducirse o quizás fue que no dejamos que lo hicieran... La gente los compraba por sacos. No deben haber durado más de un año.-
   -Ah, ya veo.-
    Por lo que me dice mi madre creo que los saladamos también se terminaran extinguiendo. Aun así no me explico porque están en nuestro distrito sin ninguna aviso por parte del Capitolio
    Al caer la noche mi madre preparó los saladamos y nos sirvió uno a cada uno. Era verdad, eran exquisitos, no se parecían a ninguna cosa que haya comido alguna vez. Antes de poder darme cuenta ya me lo había terminado.
    Mas tarde, mientras veíamos la televisión, salió una noticia de que unos marinos mercantes habían robado los últimos ejemplares de saladamos y que esto traería graves consecuencias a nuestro distrito.
   -Al parecer lo hicieron por la baja de precios de sus productos.- Dijo el presentador de las noticias.
   -Sabía que algo raro había pasado.- Dijo mi padre. -Ya es tarde Pip, vete a dormir.- Me dijo con una cara de preocupación.
    Retiro mis cosas y me voy a dormir a mi habitación.

 


1 comentario:

  1. ¡Excelente capítulo! Tan bueno como el primero. Espero que continúes desarrollando esta historia, porque tiene bastante potencial. Me gusta la idea de dejar el final del capítulo en una especie de suspenso, ya que te hace querer seguir leyendo. Espero podamos hablar pronto.

    Saludos,
    Magicaid.

    ResponderEliminar